jueves, 31 de enero de 2008

Pelea

Debo decirle a un trabajador que ya no podrá trabajar más en un Restaurante de lujo que tiene programado para toda la semana, por haber hablado más de la cuenta.

Yo: Hola? Mira... Tengo que anularte los servicios que tenías en *** por algo que pasó ayer noche... Supongo que ya sabes a qué me refiero.
Él: Sí (entre risas). Te explico. Estaba sirviendo una mesa donde había una pareja de maricas haciendo manitas y guarradas así, pero les serví bien. Pero cuando me reuní con mis compañeros pues les dije que ya les valía, que qué asco hacer eso delante de la gente. Normal, no?
Yo: Pues no.

Suspiro e intento calmarme. No soy capaz de tolerar a los intolerantes e irrespetuosos como él.

Él: No? Vale, la cagué, quizá lo dije fuerte pero es que...

No pude más. Por algo soy su jefa.

Yo: Pero es que nada. Me da igual si lo dices fuerte o flojo. Lo que no veo normal en todo esto es tu manera de actuar ante algo así. ¿Por qué tienes que criticar algo con tan poco respeto? Además, tuviste ma Graaaaan mala suerte que esa pareja de la que hablas eran amigos del jefe del Restaurante. Además de decir algo que no debes decir, la cagas de lleno.
Él: Si se ponen delante de todo el mundo será para que opine la gente, no?
Yo: Claro. Como cuando tú te besas con tu novia. También es para que la gente opine y te escupa cuando lo hagas.

Aquí él calla. Por un momento pienso en que sabe dónde encontrarme y la puedo liar del todo en la oficina, pero es que no le soporto. Es superior a mí.

Él: No es lo mismo. Lo mío es normal.
Yo: Ellos también. Estás muy equivocado y no entiendo cómo con la edad que tienes puedes ser tan cerrado de mente. Mira, es que me da igual. El caso es que ya no trabajas más.
Él: Bueno, pues cuando te salga algo en otro sitio, me llamas, vale?

Aquí soy yo la que río.

miércoles, 30 de enero de 2008

Rant


La vida de un asesino

Escrita por Chuck Palahniuk relata la historia de un asesino no de la forma que todos imaginamos y tenemos en mente cuando pensamos en lo que debe ser un Asesino.
Describirla en una palbra podría ser Original. No está escrita de una manera narrativa corriente, sino con pequeños relatos de los cercanos a Rant. Entre todas sus descripciones, anécdotas, historias y opiniones, descubres poco a poco quién es Rant y, sin menor importancia, quiénes son ellos.

Me ha gustado y entretenido des del principio, sobretodo por la manera tan extraña de relatar la historia. No te pierdes en ningún momento sobre quién es quién. El autor sabe que en cada capítulo puede crear confusión y siempre te ayuda a recordar de quién se trata. Más adelante no te hace falta, aunque él sigue haciéndolo.

martes, 29 de enero de 2008

Superpoderes

Mi compañera de trabajo me ha dicho hoy que estas cosas sólo me pasan a mí. Yo le he dicho que nos pasa a todos, sólo que yo suelo fijarme mucho en la gente. Y nos hemos reído. Como siempre. Gracias a eso aguantamos las dos en la oficina...

Pero os cuento.

Salgo de casa al mediodía para ir a trabajar y espero en la parada del bus. Sale una mujer de unos 75 u 80 años del portal y veo que mira a un balcón de la acera de enfrente (bastante ancha, por cierto) y saluda. Miro al balcón en cuestión (un segundo piso) y hay otra anciana que responde al saludo. Vuelvo la vista a la mujer de mi ziquierda y empiezo a oir un murmullo. Un brbrbrbrrbrbrbr mientras gesticula, mirando el balcón. Le estaba explicando algo a su amiga. Pero, evidentmente, era imposible que su amiga pudiera entender algo. A mí me era imposible oir lo que decía, imaginad a su vecina. Sonrío irónicamente y miro al balcón. La vecina sonríe y asiente. Mi sonrisa se petrifica. Vuelvo a mirar a mi lado y conintúa el brbrbrbrr. Entonces calla y empieza a asentir ella. La mujer del balcón es la que habla ahora. Pero no se oye absolutamente nada!!! La mujer de mi izquierda vuelve con su brbrbrbrrbr y se señala el pie, haciendo un gesto como indicando que le va para largo. Hace una breve pausa, mira a su amiga, hace un brbr más sonoro pero inaudible en su sentido y se despide. La vecina también se despide sonriendo.

Sigo sonriendo, aunque esta vez alucinada por el poder de comprensión de las dos amigas.

¿Será que cuando superas el límite de los 70 desarrollas un poder que nadie más conoce que te hace capaz de tener un superoído? ¿Mienten cuando hacen que no te oyen sólo para que les dejes en paz y puedan seguir viendo la tele a sus 80 años? ¿Son de otro planeta? ¿Cómo han conseguido entenderse en esa conversación de unos 5 minutos sin subir el tono de voz?

Cuando llegue a los 70 lo sabré. Creo que ningún octogenario revelará nunca su secreto. Así podrán acabar de vivir tranquilos. Eso sí, oyendo una conversación a 3 pisos de altura sin ningun esfuerzo. Y encima, contestando y recibiendo respuesta de sus colegas.

Let's dance!



Hacía mucho tiempo que no salía a bailar, cuando yo siempre he utilizado el baile para desahogarme y olvidar todo...





Y qué mejor momento para ir a bailar que por el cumpleaños de San!


Cena, copeteo (charlando de carnaval aunque no lo hagamos) y descubriendo una discoteca a la que yo aún no había ido. Me sorprendió muchísimo y lo pasé genial.





Sonaba Aretha Franklin y The Killers, Twist and Show y Déjame... De todas las épocas, pero siempre algo que nos gustaba. Hasta nos hicimos amigas del dj... Sorprendido estaba de ver que nos sabíamos todas las canciones. Y contento también. Tanto que nos invitó a un chupito que no llegué a tomar.





Necesitaba bailar como antes y estar con mis niñas, que las echaba de menos. Aunque se me hizo corto, lo aprovechamos como nunca.





El post de hoy está dedicado a ellas. Ellas que siempre están ahí, pase lo que pase. Que nunca te harán mala cara ni te darán una mala contestación. Con las que puedes hablar, confiar, reir, llorar, bailar y hasta volverte loca. Porque aunque nos parezcamos en muchas cosas, somos muy distintas. Pero siempre nos tenemos la una a la otra.





Tanto Montxeta como San me han dado más de lo que creen en todo este tiempo. Y no sé si lo saben, o si he sabido demostrarles lo que las quiero.





Así que, niñas freaks, tengo ganas de veros y que nos demos uno de nuestros abrazos!!





Y que volvamos a bailar...

jueves, 24 de enero de 2008

Personaje autobusero

Hace unos días que cojo el autobús en vez del metro. Me deja más cerca y tarda más o menos lo mismo, a veces menos.
Hoy ha sido el primer día que lo he cogido al mediodía para volver a casa, ya que han cerrado la salida del metro que me queda mejor, y he querido probar.
Mientras esperaba, observo a mi izquierda a un hombre con barba demasiado larga y descuidada, el pelo enmarañado y mirada ida. Me parece un tipo raro, así que sigo mirándole. Veo que, sin motivo, se pone a reír, mira muy rápido a los lados y se empieza a dar manotazos en la oreja, como diciendo "ai, calla". Mis ojos se vuelven como platos , pero no me aparto. Sigo mirándole y entonces me doy cuenta de su ropa. Lleva el uniforme de un autobusero. No me lo puedo creer.
En unos segundos pienso en qué pasa si está esperando el mismo autobús que espero yo para cambiarse el turno y conducir él. Evidentemente, si es así, yo no subo al bus.
Se da cuenta que le miro y se queda mirándome fijamente. No reacciono, no sé si dejar de mirarle hará que me venga o me diga algo, así que sigo mirando.
Entonces tiene un pequeño espasmo, da un bote y empieza a sacarse roña de debajo de las uñas. Vuelve a reir y vuelven los manotazos.
Veo llegar el autobús y le miro de reojo, esperando a ver qué hace.
Corre y se esconde detrás de la parada, riendo.
Suspiro y subo al bus.
Sigo preguntándome por qué llevaba ese uniforme. ¿En serio trabaja para ellos? ¿De dónde lo ha sacado?
Me siento, abro mi libro y suspiro. Qué ganas tengo de llegar a casa...

martes, 22 de enero de 2008

Toro Rojo

Salgo del portal de mi casa (ahora la de mis padres) y hay una subidita en la acera. Allí hay un toro rojo como el fuego, mirándome. Me estaba esperando.

Me pongo a correr todo lo que puedo pero mis piernas no responden y voy más lenta que nunca. Miro hacia atrás y veo a mi madre correr, pero el toro la coge y ella cae como si fuera una folio. Se vuelve un folio y se confunde con el suelo.

Grito e intento correr. Llego a una especie de centro comercial. Como es de noche, todo está cerrado, pero golpeo las puertas (que son como pisos) gritando que necesito ayuda. Oigo risas tras las puertas. Incluso un chico me abre para empujarme, riendo, y volver a cerrar.

El toro cada vez está más cerca, puedo oir sus bufidos.

Intento volver a casa pero, justo antes de entrar, el toro me clava uno de sus cuernos en el dedo gordo de mi mano. Aúllo horrorizada, viendo cómo el cuerno traspasa mi dedo. Entonces miro al toro. E, inexplicablemente, pienso en lo precioso que es ese color rojo de su piel.

viernes, 18 de enero de 2008

Un paseo por el parque


Dana es mi gran amor nada secreto.
Hace que me tire de los pelos y consigue, al minuto, que la bese y la abrace riendo. Es única.
Y está loca.
Aunque eso sólo pueda decirlo yo...

Creáos la imagen mental:

7 de la mañana. Bajo a Dana envuelta en mi abrigo, con un cigarro en la mano en uno de esos días del mes en que ni te aguantas de pie de lo mal que te encuentras. Vosotras ya me entendéis.
Aún está oscuro en el parque.
Los perros normalmente cuando quieren hacer pis se ponen a dar vueltas hasta que paran y se ponen a ello. Pues bien. Dana da vueltas. Pero a tu alrededor. Haciendo que gires como una peonza sobre ti mismo, provocando miradas extrañadas de la gente alrededor.
Tras 5 vueltas (no exagero) se para y se pone a hacer pis. Yo, me mareo y me voy poco a poco hacia el lado quedando con medio cuerpo torcido, riendo a carcajadas por lo ridículo de la situación.
Repito que eran las 7 de la mañana, oscuro, en medio de un parque donde sólo se me oía a mí riendo de costado, a punto de caerme tras las vueltas.

Dana acaba y me mira a los ojos.La miro y pienso:
"Dicen que los perros se parecen a los dueños. Y Dana está loca..."

Ni una sonrisa



Este programa es malísimo y aún no sé por qué lo dan en hora punta cuando no hace ni pizca de gracia.

El presentador es hostiable hasta el límite. Hace bromas y mira alrededor pensando que ha hecho gracia, pero sólo lo cree él. Cada vez que le miro pienso que seguro que era el típico marginado de la clase por repelente que iba de graciosillo con las chicas pero todas le daban calabazas. Porque con esa cara no se puede hacer otra cosa.

Hace un tiempo trajeron al protagonista de XY para entrevistarle y, ¿para qué contratar un traductor? Traducía uno de los bichos del programa (que son los únicos que se salvan un poco) y es lo que tiene traducir literalmente. Que sale mal y no se entienden las coñas. Veías al de XY mirando al público reir sin entender qué pasaba. Vergüenza ajena.

Ayer, zappeando, le volví a ver. Esta vez con Melendi. En 10 minutos, entre risas y de "buen rollo", le tacharon de drogaadicto y alcohólico.



A mí Melendi no me gusta pero, yo soy él, y entre risa y risa, le doy dos hostias. Pero de buen rollo.

jueves, 17 de enero de 2008

Desde mi cielo



Guillem me regaló este libro hace ya unos meses y me enganchó desde la primera página.



Humano y, aunque duro, te deja con una sonrisa en la cara muchas veces. Aunque duro es, y mucho. Sobretodo si sabes meterte en la historia y verla con los ojos de la narradora.

Más tarde supe que habían hecho una peli y la van a estrenar en un tiempo. La veré seguro, aunque creo que costará mucho visualmente, mostrar lo que en el libro imaginas mientras lees.


Habrá que verlo y luego opinar.



Os lo recomiendo. Es ameno y no lo parece pero, cuando pasan los días pasa algo y te viene el libro a la cabeza.

A veces hay que valorar más las cosas que tenemos. Eso sí te deja claro.

miércoles, 16 de enero de 2008

De visita

Hoy tengo una visita. Es decir, que debo ir a uno de "mis" Hoteles a visitar a uno de "mis" Maitres para ver cómo va todo y que me conozcan. Porque éste aún no me conoce.

No hay cosa que me dé más pereza que ir de visita. Tengo que cambiar mi forma de vestir por completo. Ponerme traje y chaqueta es difrazarme, pero es como debo ir. Prefiero ponerme el vestido, es más mi estilo, pero el traje y los tacones... No están hechos para mí.

De todas maneras, lo que me sorprende es la reacción de la gente en el metro o por la calle. Te miran, te analizan de arriba a abajo. Miran la raya que te has pintado en los ojos, tu americana y la camisa y en su mirada puede haber respeto o todo lo contrario, al creer que eres una pija o algo por el estilo. Me sorprende. Sólo es ropa. Sólo eso. Pero depende cómo vistas, serás una cosa u otra. ¿No es extraño? Porque todos lo hacemos. Todos. ¿O me diréis que no?

viernes, 11 de enero de 2008

¿Hay un final?


Sentada en una roca frente al mar, miro el horizonte pensando en si debe tener un final. Si en la línea que parece el límite, acaba todo. Me levanto y camino hacia la orilla sin dejar de mirar ese límite y me quito las chanclas sin bajar la vista. Me voy metiendo en el agua poco a poco, cada vez más emocionada por lo que estoy a punto de descubrir.

Nado y nado sin parar, oyendo mi respiración y el ruido que hace el agua a cada brazada, hasta que llego al final. Y sí, hay un límite. Me pongo de pie en una especie de cascada y miro a los lados. Es una cascada infinita y sé que si cayera (porque abajo hay mar), no podría volver a subir jamás.

Es cuestión de segundos. Irme sin mirar atrás o retroceder y volver donde siempre he estado.

Levanto los brazos y salto. Y ese instante en el aire, mientras caigo hacia lo desconocido, es el momento más feliz de mi vida.

miércoles, 9 de enero de 2008

Hay bromas...


Esta mañana iba caminando por la calle cuando de repente veo como un anciano, de unos 70 años, le pega un soberbio empujón a otra señora que hablaba tranquilamente con una amiga, con el carro de la compra a su lado.
"Es que os ponéis en medio de la calle!"
A lo que la mujer, ni corta ni perezosa, le devuelve el empujón gritando "Será que no tienes sitio!"

El hombre se ha tambaleado. Le he visto en el suelo con las gafas rotas y algo más, porque a sus años la caída no sería buena.

Una mujer que iba detrás me ha mirado con ojos como platos y yo he sonreido. Era una broma entre los 3 amigos que se encontraban en la calle. Pero la broma le ha ido de un pelo al pobre hombre que por poco se deja los pocos dientes que le quedaban en la acera.

Les he esquivado y pensado: "Pues es verdad. Estáis, como siempre, ocupando toda la calle. Es que estos jóvenes...".

¿Rebajas?

Las rebajas suelen ser, en su mayoría, un timo para nosotros, los pobres currantes, que las esperamos para comprarnos algún caprichillo que no hemos podido darnos antes.

Pero en realidad no está tan rebajado y a veces, ni lo está. Aun así, seguimos cayendo en lo mismo, buscando algo que valga la pena.

Hoy he ido a una tienda en busca de una bambas que hace tiempo que miro y, vaya, estaban, pero no mi número. Me he probado hasta un número más pero... nada que hacer. Así que he seguido mirando, no sin mucha convicción de ver algo, y he encontrado una camiseta. Y he pensado, ¿por qué no?, mientras me la llevaba al probador. Me ha gustado y me la he llevado.

Mientras cogía el metro pensaba que ya había hecho mi compra de rebajas (rebaja notable, esta sí) y de momento, nada más. Que mientras pagaba el billete del metro bufaba sonoramente pensando en cómo pueden ser tan ladrones y subir tanto todo, hasta el metro. O el pan, o el agua, o la leche...

Respirar de momento es gratis, así que he vuelto a bufar.

domingo, 6 de enero de 2008

No quiero...

Y me hacen ser fuerte en las noches de invierno.
Y me dan calor, electricidad y resolución.

Ahora puedo enfrentarme a esta ansiedad
que me empuja al mar,
que me quita el sol,
que me hiere y me mata
y me hace pensar que todo acabó,
que ésto es el final,
y que muere por verme llorar...
Sé que muere por verme llorar...

Y no quiero volver a llorar.

miércoles, 2 de enero de 2008

Sudd





Sudd ha sido escogida por El Periódico como una de las 10 mejores novelas nacionales del 2007.

Un libro escrito por Gabi Martínez, escritor de la nueva generación por la que debemos apostar todos. Abrir una puerta a las nuevas promesas y ver que, aun sin tener la publicidad de otros escritores de renombre, son tanto o más buenos y nos llenan de frescura y punto de vista. Quizá algo más cercana a la nuestra...

Como bien dijo José Ribas una vez:
"Mario Torrecillas, Clara Usón, Xavi Calvo, Josan Hatero, son los colegas de este joven que despunta y que tanto me convence desde el primer instante. Como dice Torrecillas, Gabi es un crack."

Y, por qué no decirlo, su libro me encantó y cuando llegué a la última página me quedé con ganas de más...

Ahora lo traducirán en Brasil. Vamos abriendo puertas.

Bien. Ahora me toca a mí.

Mi hermano Gabi es un crack.