El Director General es alguien a quien es mejor no cruzarse por los pasillos, ya que observa críticamente cualquier conducta.
Y ahí voy yo, por los pasillos, masticando mi chicle y tarareando una canción, camino a recepción, cuando al girar la esquina, entre tarareo y tarareo se me cae el chicle frente al Director, que ve como lo cojo al vuelo contra mi pecho y, sin saber qué hacer en esa situación, lo vuelvo a meter en mi boca, sonrío, digo "Bon dia" y sigo caminando lo más rápido posible, vaya a ser que además de su ceño fruncido, diga su opinión sobre lo que acaba de ver...
No hay comentarios:
Publicar un comentario