miércoles, 2 de julio de 2008

Lujo Vs Educación


Hoy he tenido otra de esas reuniones que tanto me gustan en uno de los Hoteles de Lujo donde les llevo el tema de extras en Restauración y he salido más ofendida que nunca.

Me hacen ir, cosa que no me acaba de importar demasiado, obligándome a vestir con zapatos, que eso sí me importa más y perdiendo tiempo valioso.

A ver. Es uno de los Hoteles más lujosos que tenemos y la reunión era con el Director General, así que era importante. Me pongo zapatos que suenan al caminar, como si llevara tacón (que me han hecho mucho daño, por cierto), mis pantalones negros y mi polo. Voy como una hora antes para así poder saludar y hablar con el Responsable de Desayunos y el Jefe de Cocina. Llego, pregunto por él (aunque él ya estaba avisado) y me hace esperar como 20 minutos. Me hace esperar porque son así, no por otra cosa, porque repito que ya estaba avisado. Cuando me recibe, me lleva al Restaurante, me sienta en una de sus lujosas mesas, me habla durante 2 minutos, yo le explico varias cosas 2 minutos más y acaba diciéndome "es que no tengo nada más que decir, no sé", dejándome a cuadros pensando que sólo iba a saludarle y ver cómo iba a todo, como para que me diga eso. Me levanto y le digo que esperaré al Director y me dice que espere ahí.

Me cruzo con el Jefe de Cocina que, muy amable, me tiende su mano y me dice que el Director le ha llamado. Le veo apurado y se va. Él se salva.

Llega la hora de la reunión con el Director y veo que allí no aparece nadie. Pregunto y le llaman. Me vienen a buscar al cabo de unos 10 minutos insinuando que me estaban esperando abajo. Le contesto que me han dicho que la reunión era en esa planta y empieza a caminar-correr por los pasillos. Evidentemente, yo no puedo correr tanto y en una esquina veo como aparece su cabeza para cerciorarse que le sigo. Qué poco respeto. Llegamos a un cuarto, abre la puerta y dentro veo, en la penumbra, al Director sentado frente a una mesita enana y rodeado de unas 5 personas, entre ellas el simpático de Restauración, todas de pie. No hay silla para que yo me siente, y tampoco espacio, el cuarto es de 2x2. Cierran la puerta, el Director me tiende la mano y me quedo allí de pie viendo cómo empieza a hablar sin ni siquiera presentarme a los demás. Se puede cortar el aire de la tensión que hay entre todos y por la barrera de jerarquía que él mantiene entre nosotros. Me explica en 10 minutos el motivo de la reunión (que da lo mismo), me pregunta si tengo alguna duda, se vuelve a levantar, me da la mano y se despide. Salgo y en el pasillo creo que si me llegan a grabar, aún puede verse mi grandísimo enfado.

Ha sido una reunión tan innecesaria como absurda. Por teléfono podríamos haber hablado lo mismo sin obligarme a ir, con tan poca educación.

Nunca dejarán de sorprenderme pero he aprovechado y he salido a su terraza, me he alejado un poco y me he fumado un cigarro observando el mar. Esa tranquilidad me ha hecho sonreir. Te ofrecen mil sonrisas en la entrada, mil atenciones, y luego no son capaces de ofrecer una conversación educada y respetuosa con uno de sus proveedores. El recepcionista que siempre me coge el teléfono ha reconocido mi voz y me ha llamado. Se ha acercado, me ha dado dos besos con una gran sonrisa y se ha marchado diciendo que estaba encantado de haberme conocido al fin.

Como mínimo, alguien ha sabido hacer que me sienta bien en el Hotel de Gran Lujo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Gran Lujo por no decir nombres, no?
pues si, muy absurda, por teléfono y ya.
pero és part de la teva feina, ara no t'hi neguis en rodó, que te conozco...

Anónimo dijo...

jajaja...qcosas tienen estos de Gran Lujo...

ya sabes qaunq te lo robe le hice sudar tanto o mas qsi te lo hubieras quedado...

;) jajajjajajajaja