
Estar en un hospital durante más de 30 minutos es toda una experiencia.
Hoy he tenido que estar unas horas ya que operaban a mi padre. Todo ha ido bien.
El caso es que no tenía ganas de leer y observaba a la gente pasar. Después de una señora en silla de ruedas con el cuerpo de color amarillo por la hepatitis que seguramente sufría, otros dos paseando en bata por los pasillos, y tener que oir cómo llamaban a una paciente de apellido "Lamagrande", va y llega un personaje que se sienta con nosotros y su mirada no decía nada bueno. Mi hermano Edu y yo nos miramos y sigo observando qué hace ese hombre. De repente se levanta y empieza a decirle no sé qué a una enfermera, que al minuto le deja hablando solo. El personaje se pone de lado a la pared y su mano se convierte en una araña que empieza a subir de manera vertical la pared del pasillo, poco a poco, como sus manos fueran tentáculos. Mientras lo hace y repite las subidas y bajadas de la mano-araña, mira de reojo a todo el que pasa por su lado.
No he podido evitarlo, la situación era demasiado y me he echado a reir.
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